Moría por rasguñar su espalda, morder sus pálidos labios y sentir como sus enormes brazos rodean mi débil cuerpo, mientras admiro tal obra de arte siento como viajo al infinito, y quiero más de eso, más rápido, más profundo y justo en ese instante tengo el tan esperado orgasmo.
Los dos hemos caído rendidos, el ritmo cardiaco está a millón y el sudor corre por todas partes, lo único que se escucha en aquella habitación es nuestra agitada respiración, cuando se acercó a besarme sabía muy bien que era hora de salir corriendo. Tome la ropa y mientras me vestía comencé a sacar excusa tras excusa, cuando estaba lista para salir, y antes de tomar la chapa de la puerta, escuche a Cris decir -¿Te ha gustado?... ¿Quieres repetir? O podemos ir por un café.- Voltee con una sonrisa en los labios y fríamente le dije- soy cosa de una sola noche, algo así como una estrella fugaz.-
Salí del lugar tan rápido como pude, sé que si me quedaba me podía enamorar, y aunque quiera negarlo muero porque alguien me ame una vez más.